El martes 18 de septiembre de 2006 se lo vio por última vez. Había declarado contra el represor Miguel Etchecolatz siendo el principal testigo para que el tribunal lo condene a perpetua. Dio nombres y relató minuciosamente, por primera vez en su vida, los crueles días que vivió como desaparecido durante tres años de detención en el “Pozo de Arana”, el centro clandestino de detención que dependía de la comisaría 5ta de La Plata.
No asistió a la sentencia. Salió de su casa de Los Hornos a la mañana rumbo a los tribunales de La Plata y nunca llegó. Hoy es el primer desaparecido en democracia relacionado con la última dictadura militar.
Jorge Julio López es albañil, tiene 77 años, y desapareció dos veces. La segunda vez fue durante el gobierno de los “derechos humanos” de Néstor Kirchner. Los agentes de inteligencia del Estado aún no tienen una pista firme sobre el caso. El gobierno de la provincia ofrece una recompensa de un millón de pesos a quien brinde un dato fidedigno sobre su paradero al mejor estilo “far west”, como sostuvo Nora Cortiñas, presidenta de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora.
“Estamos en democracia y mi viejo está desaparecido”, ratificó Rubén López, hijo del albañil. Nilda Eloy, militante por los Derechos Humanos y también testigo contra Etchecolatz, afirmó que hay más de 9 mil policías en la bonaerense que están en actividad desde la última dictadura. Las sospechas existen y nadie descarta ninguna hipótesis, y el propio juez Arnaldo Corazza no está conforme con la investigación que está llevando adelante.
A un año de la desaparición de Julio López miles de personas marcharon por las calles de Buenos Aires a exigir su “aparición con vida ya”.El hombre que desapareció dos veces, que vivió las feroces torturas que se cometieron en Argentina, que no tuvo miedo de hablar y de enfrentar a sus victimarios, que habló ante un tribunal y detalló cada momento y señaló a los culpables sin dudarlo, desapareció en democracia y aún no aparece.
Amilcar Burgos
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