La delicada situación de Charly es un proceso lento y progresivo. Su salud mental y física viene en deterioro desde hace varios años, y eso generó que aquel que fue intocable hace un tiempo por los medios y la sociedad se convirtiese más tarde en uno de los músicos/artistas más criticados de los últimos años.
A Maradona le pasó algo similar, pero cuando el Diego estuvo al borde la gente se reconcilió con el diez. Todos hablaron de él y muchos, casi la mayoría, olvidaron sus historias negras con la cocaína, su relación con Menem o sus comentarios sobre temas tan ajenos a él como la guerra en Irak o la Revolución Cubana.
Ver sus gambetas, sus goles, sus heroicos triunfos. Sus fotos junto a sus hijas, su familia. Verlo vestir la camiseta de la selección, la de Boca. Besar la copa en el 86, los goles a los ingleses. Todo hizo que lo miremos con los ojos que lo tendríamos que haber mirado siempre, con los ojos con los que se mira a un ídolo, que en este caso jugaba a la pelota como nadie en el universo. Ahí todos entendimos que era un tipo enfermo atado a una adicción que no podía superar, y todos queríamos que se recupere.
Nos amigamos con él, suspiramos cuando salió, celebramos cuando se reía y volvía a dominar pelotitas de golf en Cuba. Lo miramos en la tele en La noche del Diez sin poder creer que hacía solo unos meses había estado a punto de tocar el arpa.
Después pasó el tiempo y Maradona volvió a ser el mismo. Volvieron las sospechas de siempre y sus comentarios sobre temas ajenos. Por suerte no volvió a estar al lado del Carlos. Pero su enfermedad curó la reprobación de la gente, al menos por un tiempo.
Tal vez con Charly pase lo mismo. Volverán a escucharse sus temas por las radios. Pasarán imágenes de aquel flaco de bigote bicolor con una guitarrita en la mano cantando contra la represión junto a jóvenes de barba que hoy ganan Oscares. Enseñándole a Migue aquellos temas que todavía hoy suenan en todos los fogones y ahí comprenderemos lo que es Charly, lo que es un ídolo, y después todos celebraremos con él su recuperación, y quien lo sabe, lo miraremos conduciendo un programa de rock por canal trece o patinando por un sueño a todo color.
Amilcar Burgos