miércoles, 7 de noviembre de 2007

Mejor que decir es hacer

El ejercicio que motivó la existencia de este cuento fue el de nombrar la mayor cantidad de "sinónimos" de decir y hacer. O sea, buscar diferentes verbos que quieran decir lo mismo.
Ahí les va:

Era el 22 de mayo de 1987 cuando el Presidente Juan Thomes anunció la construcción de un nuevo puente que comunicaría al pequeño pueblo de Mártir con la gigantesca ciudad de Bobiloña. Los pueblerinos gritaron de alegría ya que esta realización los salvaría del aislamiento total, luego de la caída del viejo puente de madera.
El ministro de Obras Públicas aseguró que el trabajo estaría finalizado “en unos dos meses, ni más ni menos”. El júbilo ya estaba instalado entre la población.
“No lo van a terminar tan rápido”, dudó Don González, el carnicero.
“¿De que habla viejo pesimista?”, replicó Martínez, el albañil del pueblo, a quien el gobierno designó como capataz de la obra.
“Esta gente es así, Martínez. Lo llenan de promesas a uno y después no cumplen”, argumentó el anciano.
La muchedumbre vociferó: “¡Viejo pesimista, viejo pesimista!”, mientras González insistía con su posición.
Las semanas pasaban y los materiales necesarios para construir el puente no llegaban. El carnicero no podía salir de su casa porque sus vecinos lo abucheaban. “¡Viejo mufa!”, acusaban los más jóvenes. “Parece que por eso lo abandonó la familia”, murmuraban las señoras.
Pasaron dos años desde aquel día en el que el Presidente Thomes originó con su anuncio esta cadena de sucesos en Mártir. Hoy el pueblo quedó definitivamente aislado, en ruinas, y a pesar de que los habitantes fabricaron diferentes vehículos para cruzar al otro lado no lo lograron. Varios han muerto en el intento y sus familiares no efectuaron el rescate de los cuerpos. Don González ceba mate dentro de su casa. Unos disparos a lo lejos producen un nudo en su garganta. Martínez organizó un suicidio masivo en la plaza y son muchos los que se descerrajan la tapa de los sesos con él.

Leo Ros

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