jueves, 8 de noviembre de 2007

Las vueltas de la vida

Se encontraron después de veintipico de años. Eran de esos amigos de secundaria inseparables, de los que iban para todos lados juntos, pero el destino de la vida hizo su juego.
Uno sabía que el otro había estudiado abogacía y que trabajaba en Buenos Aires, que le iba bien y que se había casado con una compañera de la facultad. Nunca supo si tuvo hijos.
Este sabía que su antiguo amigo no rindió jamás aquellas materias que se había llevado a marzo y que por eso no obtuvo el título de bachiller. Que hacía changas para sobrevivir, que se había casado y había tenido tres o cuatro hijos, no lo recordaba. Tampoco supo nunca sus nombres.
Se dieron un buen abrazo. Estaban más viejos, uno más pelado, el otro canoso. El paso del tiempo también hizo lo tuyo.
-¿Qué es de tu vida flaco? – Preguntó el que no terminó el secundario, esperando buenas noticias, como uno espera siempre que hace este tipo de preguntas. Pero el abogado respondió:
-Acá ando, tirando. Hace un tiempo puse un estudio con unos colegas pero me cagaron. Me estafaron, me dejaron en la calle y mi mujer no lo soportó. Se volvió a su pueblo, me dejó. Pero me las rebusco, ahora tengo que ir a ver a un cliente al bar de la esquina, mi nueva oficina... Tiene problemas con la ley y le tengo que dar una mano, viste como es esto. ¿Vos que contás che tanto tiempo? ¿En que andás? – Preguntó, esperando una respuesta similar a la suya teniendo en cuenta lo poco que conocía de su antiguo amigo.
- También me las rebusco bastante. Por suerte ahora estamos mejor. Los noventa me mataron, pero mi señora pudo ahorrar unos pesos y pusimos un cyber, dos o tres computadoras, para empezar, y los hice laburar a los pibes. Viste como son, que agarran las computadoras y las manejan diez puntos. Empezaron a tocar, a aprender cosas nuevas y ahora emprendimos una empresita familiar, una pyme, compramos más máquinas y hacemos cosas por Internet, eso que anda muy ahora. Yo no entiendo mucho, manejo la caja, porque si los dejo a ellos me exprimen... Ahora ando por la capital buscando un autito, acá hay mejores precios viste. Andamos con ganas de comprar algo nuevo.
Se detuvo, no tenía sentido seguir hablando. Las cosas habían cambiado. El abogado miró la hora y dijo que el cliente lo estaba esperando en el bar. Se abrazaron de nuevo y cada uno siguió su camino. No volvieron a verse.
Las vueltas de la vida son así, ¿O no?

Amilcar Burgos

3 comentarios:

Andre dijo...

Hola Pupi! Muy bueno el cuento. Lo escribiste vos? La verdad, me gusta la idea de incorporar literatura propia (el cuento de Leo es buenísimo; lo habíamos leído en la clase de Renata). Si tienen más textos para poner, adelante! Le dan un buen aire de creatividad. Besos, los sigo leyendo.
Andre

Amilcar dijo...

Andre! Muchas gracias por leer nuestro Blog y dejar comentarios!! El "cuento" es mío. A falta de buen periodismo, información y demases, nos largamos a escribir lo que salga. Y bueno, sale eso y me alegro que te guste.
A ver si te pones las pilas con tu blog eh!!!
Pupi

Anónimo dijo...

Milk, que hacé che!!!
Copado cuento, no parece salir de vos, jaja, naaa, bien ahí.
También está bueno hablar un poco de Gchu y los conflictos que hay.

Seguí con esto.
Un abrazo.

Fer