El canto de los dos pájaros

El show del viernes empezó bastante puntual, en una Bombonera llena de fanáticos ansiosos por ver a dos grandes de la música española: Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat.
Antes de que aparecieran los artistas, hubo una puesta en escena que, por haberse repetido en la noche anterior, perdió su gracia y pasó casi inadvertida para el público. Se trataba de una pantalla gigante en la que la dupla “Telenoche” (Biasatti-Santillán) advertía que el recital no se haría porque los músicos habían sido internados.
Como era de esperar, ellos aparecieron en seguida: Serrat sin desafinar casi en ningún momento; Sabina con la voz más cascada y ronca que nunca. Aunque el sonido empezó con problemas, se fue corrigiendo en la primera media hora.
Lo inolvidable: Los dúos de clásicos de cada uno, como “No hago otra cosa que pensar en ti” o “Y sin embargo”. Otro momento imperdible fue cuando Sabina cantó en la mismísima Bombonera su éxito “Dieguitos y Mafaldas”, el tema dedicado a su ex novia Paula, argentina e hincha de Boca.
También hubo tiempo para el pogo, que no tuvo límite de edad. Cuando sonaron dos recordadas canciones de Joaquín, “Princesa” y “La del pirata cojo”, no sólo saltaban los de 20 y 30, sino también una multitud que superaba los 50 y parecía desaforada. Tampoco faltó el humor y el juego con los fans, sobre todo a cargo de Serrat.
El espectáculo fue parejo: los dos tuvieron el mismo espacio para cantar. El equilibrio se notó en el público; según cada canción el clima era de euforia, atención y alguna que otra lágrima, por tratarse de un show único e irrepetible. Al menos eso aseguraron los dos músicos.

Andrea Grassia