

A tan solo 10 días de las elecciones el panorama para el gobierno y para Cristina K es realmente complicado aunque nadie se atreva a decirlo, y mucho menos a publicarlo. El escenario de segunda vuelta frente a la candidata de la Coalición Cívica Lilita Carrió es verdaderamente posible.
Para ganar Kristina necesita sólo un 45 por ciento de los votos. Si, así como se lee, solo un 45, así lo dice nuestra Constitución Nacional. NO hace falta la mayoría para ser presidente.
El otro camino que tiene el oficialismo es sacar menos del 45 por ciento pero obtener más de 10 puntos de ventaja sobre el segundo, en este caso segunda, porque Carrió parece la única que la escolta con diferencia sobre los demás candidatos.
Los electores del país tienen en sus manos, una vez más, la posibilidad de usar el voto, no tirarlo votando en blanco o eligiendo al candidato del partido humanista o alguno de esos que el elector sabe que no va a ganar.
La elección es simple. Si quiere que siga el aparato de los noventa, los negociados y la mafia del PJ, ni lo piense y vote a Cristina. Si no quiere eso, su voto debe polarizar esta elección y forzar a una segunda vuelta votando al candidato que más chances tiene de llegar al balotaje, que en este caso, es a Carrió.
Muchos podrán decir que Carrió no les gusta. Que últimamente giró a la derecha. Que está con Patricia Bullrich, con López Murphy, con Prat Gay y con Bergolio y por eso no la votarían. Otros que mejor malo conocido que bueno conocer. Algunos se atreven a decir que Carrió es lo mismo de siempre. Que va a ser otra desilusión como tantas otras. Cada uno puede tener un argumento válido o no para no votarla, pero de esta manera ganaría Cristina, los Fernández, el aparato del conurbano y todo lo demás.
La decisión está en cada uno. Algunos elegirán seguir siendo fiel a sus convicciones y no vender su voto y dejarle el camino abierto a los Kirchner. Otros dejarían de votar a Lavagna o a López Murphy y votarían por Carrió y le permitiría ingresar a la segunda vuelta.
Las cartas están echadas, el voto positivo decide la elección.
Amilcar Burgos
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